viernes, 19 de septiembre de 2014

Boku no Ouji-sama (Endou x Kazemaru) Epílogo

Kazemaru llega a la colina más alta de la ciudad, donde está el mirador. Está apoyado en la barandilla mirando la puesta de sol con aire triste. Las lágrimas ya asoman por sus ojos.
            -Es el fin... –Susurra para sí mismo el peliazul-. Ojalá no me hubiera enamorado de ti, Endou...
            El sirviente baja la mirada dejando que algunas lágrimas caigan, sin intentar detenerlas. Una vez oyó que intentar aguantar las lágrimas no era sano, y él las había estado conteniendo desde hacía ya cinco años, desde que terminaron su último viaje como pareja. Pero ahora que Endou ya no podía ser suyo, sino que era de Natsumi, podía permitirse llorar todo lo que no había llorado todo ese tiempo. Si volviera a ver a Endou, a solas, le diría lo que siente por él y lo abrazaría por última vez... Pero sabía que eso era demasiado improbable, pues sus padres no dejarían que él dejara a Natsumi en el día de su boda. Kazemaru seguía llorando y llorando. No sabe cuánto tiempo lleva ahí, pero más de media hora había pasado ya. Por suerte, no mucha gente solía pasar por ahí. El peliazul ya no podía parar sus lágrimas. Salían de sus ojos en enormes cantidades. El sirviente se sentía destrozado...
            -Kazemaru...
            El peliazul oye su nombre a su espalda. Se da la vuelta sin dejar de llorar y lo ve. Endou estaba ahí parado, detrás de él, a una distancia relativamente corta. Sin pensarlo dos veces, Kazemaru echa a correr hacia sus brazos. El sirviente lo abraza llorando y Endou corresponde a su abrazo.
            -Amo Endou, siento haberme ido de la iglesia, pero no podía aguantar más. ¡Yo te amo con toda mi alma y no podía ver cómo le dabas el “sí, quiero” a otra persona! –Dice entre llantos. Endou no habla, solo escucha a su sirviente sin soltarle-. Te amo demasiado, amo Endou. No puedo olvidarte por mucho que lo intente. El dolor que siento en mi interior es insoportable. No puedo dejar de llorar... –Tras unos segundos de silencio, tan solo oyéndose el llanto del peliazul, este decide continuar-. Ahora deberías volver con Natsumi... Gracias por haber venido, amo Endou, pero yo no puedo regresar con vosotros en estos momentos...
            -Kazemaru, escúchame, por favor... –Susurra Endou-. Ven conmigo. No puedo seguir estando allí si tú no vienes.
            -Lo siento mucho, pero no puedo estar tranquilamente allí viendo cómo ambos son tan felices...
            -Kazemaru... –Endou se separa un poco del sirviente y lo besa por sorpresa. El peliazul corresponde a su beso sin dudarlo, abrazando a su amo fuertemente, sin querer soltarle nunca. Después de unos momentos, se separan lentamente. Kazemaru aún sigue llorando. Endou utiliza su dedo para secarle algunas lágrimas, sonriendo levemente-. No me he casado con Natsumi...
            Kazemaru abre mucho los ojos ante la sorpresa. Intenta decir algo, pero solo una palabra sale de su boca.
            -¿Q-qué...? –Susurra el sirviente. Endou lo abraza de nuevo.
            -No he podido decir que sí... Cuando te vi salir de la iglesia, simplemente, mi corazón decía que tenía que ir a por ti. Dije que lo sentía mucho, pero que no podía casarme con Natsumi, pues mi amor se concentra en otra persona: Ichirouta Kazemaru –se quedan en silencio unos segundos. Luego Endou decide continuar-. Fúgate conmigo, Kazemaru...
            El sirviente se separa de golpe del castaño completamente sorprendido por la propuesta de su amo.
            -¿Qué? –Pregunta nervioso. Endou sonríe.
            -Mis padres no aceptarán que quiera casarme contigo –susurra el amo tomando la mano de Kazemaru-, así que quiero que nos vayamos lejos de aquí... –Endou coloca tiernamente un anillo de compromiso en el dedo de Kazemaru-. ¿Aceptas?
            Las lágrimas vuelven a brotar de los ojos de Kazemaru, pero esta vez no son de tristeza, sino de felicidad. Una felicidad extrema que no puede ser expresada con palabras. El peliazul le da un abrazo a Endou y este corresponde.
            -¡Sí! ¡Sí! ¡Acepto! ¡Quiero casarme contigo!
            Ambos se miran a los ojos, sonriendo felices. Se acercan lentamente y se funden en un tierno beso, prometiéndose con él el inicio de una época de felicidad hasta el fin de sus días.


            FIN

Boku no Ouji-sama (Endou x Kazemaru) Capítulo 10

A pesar de haber pasado ya cinco años, Kazemaru recuerda a la perfección su último viaje juntos. Nunca olvidará las noches en el hotel, ni los besos en cada lugar turístico que visitaban, las fotos, las risas... Pero ahora todo era diferente. En este momento, el peliazul estaba ayudando a su querido Endou a vestirse para su boda con Natsumi. El día que más temía había llegado. El día en que perdería a Endou para siempre... A pesar de la tristeza que sentía en su interior, trataba de aguantar las lágrimas. Endou parecía feliz al fin y al cabo. No quería fastidiarle su día especial... El peliazul, como adulto que era, sonreía mientras lo ayudaba. “Si amas a alguien, déjalo ir...”, pensaba él.
            -¿Está nervioso, amo Endou? –Pregunta Kazemaru mientras terminaba de preparar a su amo.
            -Un poco, quizás... –Responde el castaño mirándose al espejo-. No puedo creer que vaya a casarme...
            -Todo saldrá bien –susurra el sirviente. Endou lo mira y sonríe leve.
            -Eso espero...
            -¡Mamoru-san! ¡Kazemaru! –Los llama Nana-. ¡Ya tienen la limusina esperando en la puerta!
            -¡Ya vamos, Nana-san! –Avisa Kazemaru-. Bueno, llegó la hora.
            -Sí...
           Kazemaru termina de arreglar a Endou y luego se mira al espejo para peinarse un poco. Llevaba su pelo suelto, a diferencia de su habitual recogido, e iba vestido con un traje negro bastante elegante. Luego se da la vuelta y mira a Endou. El traje de novio le sentaba tan bien...
            -Vámonos ya –dice Kazemaru-. No queremos llegar tarde a su boda, ¿no?
            -No, claro que no –sonríe Endou. Ambos bajan las escaleras rápidamente y se encuentran a Nana en la puerta.
            -Mi más sincera enhorabuena, Mamoru-san –felicita Nana.
            -Muchas gracias, Nana –responde Endou. Sus padres se acercan a él.
            -Mamoru, espero que seas muy feliz con Natsumi al igual que yo lo soy con tu madre –comenta el señor Endou.
            -Lo seré –sonríe el castaño.
            -Kazemaru, lleva sano y salvo a Mamoru hasta la iglesia, ¿de acuerdo? –Ordena la señora Endou.
            -Por supuesto, gran ama.
            -Bueno, pues nosotros nos vamos ya, Nana, Tanaka –anuncia el señor Endou-. No te retrases, Mamoru.
            -No, padre.
            -Nos vemos ahora. Y no te pongas nervioso –sonríe su padre mientras salen los cuatro de la casa, montándose en su correspondiente limusina y partiendo de allí. Kazemaru mira a Endou.
            -Cuando quiera, partimos, amo Endou –ofrece el sirviente.
            -Claro. Vamos ya.
            Endou sale de la mansión y se monta en el asiento del copiloto de la limusina mientras Kazemaru cierra la puerta con llave. Después, se monta en el asiento del conductor y arranca el coche, comenzando a conducir hasta la iglesia.

            La iglesia está llena de gente. Los familiares más importantes están al frente. Algunos parientes lejanos están en los asientos centrales. Los sirvientes se encuentran al final del todo. Kazemaru observa a Endou, quien está en el altar esperando la llegada de Natsumi. El corazón del peliazul late con fuerza. De algún modo, aún tenía la esperanza de que no se casara con ella... Pero sus sueños se desvanecen cuando la puerta de la iglesia se abre y la novia comienza a pasear por el pasillo hacia Endou. La melodía nupcial hace que el peliazul sienta un dolor inmenso en el pecho.
            -Estamos aquí reunidos para unir en sagrado matrimonio a Mamoru Endou y a Natsumi Raimon.
            Esas son las primeras palabras del cura. Las palabras de bienvenida apenas llegan a los oídos de Kazemaru, pues está sumido en sus pensamientos. Los padres de Endou le habían dicho que tenía que escribirles un breve discurso de felicitación, igual que Tanaka lo hizo en su día con ellos. Después de la habitual misa, llega el momento de las lecturas de los discursos de los familiares. Son cortas pero intensas. El discurso del peliazul sería el último, así que estaba atento para cuando llegara su turno. Tras una familiar de Natsumi, Kazemaru se levanta de su asiento con la orden del señor Endou y se acerca al altar ante la sorpresa de Endou, quien no sabía nada. El sirviente se coloca junto a la futura pareja y se aclara la garganta.
            -Mamoru Endou, comienzo por usted, pues es mi amo desde que tengo uso de razón. ¿Qué decir de usted? Comprensivo, paciente, alegre, entusiasta, preocupado, entregado, amable... Un hombre dispuesto a todo por todos. Desde que lo conocí, supe que jamás iba a dejar de servirle pasara lo que pasara, pues fue gracias a usted y su familia que tengo un lugar al que puedo llamar hogar. Me dirijo a usted hoy aquí para darle mi más sincera enhorabuena y desearle que alcance la felicidad con esta mujer que está a su lado, Natsumi Raimon. Estoy seguro de que ambos vivirán una vida repleta de emociones y buenos momentos –la sonrisa de Kazemaru se mantenía durante todo el discurso, al igual que la de los novios. Sin embargo, en el interior del peliazul, su alma lloraba y lloraba-. Natsumi Raimon, a pesar de que a usted no la conozco tanto como para decir mucho, sé que es una persona maravillosa, y estoy completamente seguro de que cuidará a mi amo para siempre, pase lo que pase. Será un placer servirla a usted también en lo que me pida, futura señora Endou –el sirviente hace una leve reverencia. Al reincorporarse, mira a ambos-. Mamoru Endou, Natsumi Raimon, sean felices.
            Kazemaru se aleja de ellos con una leve sonrisa y el aplauso de los presentes. Los novios se han emocionado con el discurso. El sirviente se queda de pie al final de la iglesia. Natsumi y Endou se ponen el uno frente al otro. Llegó la hora de los votos matrimoniales...
            -Natsumi Raimon –comienza el cura-, ¿quieres recibir a Mamoru Endou como esposo, y prometes serle fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, y, así, amarle y respetarle todos los días de tu vida?
            -Sí, quiero –responde sonriente ella.
            -Y tú, Mamoru Endou –continúa él-, ¿quieres recibir a Natsumi Raimon como esposa, y prometes serle fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, y, así, amarla y respetarla todos los días de tu vida?

            Endou mira al fondo de la iglesia durante un segundo y ve a Kazemaru en la puerta. El peliazul le muestra una sonrisa triste y, antes de que el castaño pueda responder, sale de la iglesia rápidamente, sin querer ver el final de la boda.

jueves, 18 de septiembre de 2014

Boku no Ouji-sama (Endou x Kazemaru) Capítulo 9

Pasan el día según lo planeado. Ahora, ambos chicos van de camino a la Torre Eiffel. Ya es por la noche y hace mucho frío. Endou camina entusiasmado mirando a todas partes junto a Kazemaru, comentando lo que habían hecho ese día.
            -¡Ha sido increíble! ¡Quiero volver al museo de nuevo! ¿Y Notre Dame? ¡Repetiría mil veces más! Kazemaru, ¡tus planes son geniales! ¡Me alegra haberte escogido como mi acompañante!
            Kazemaru lo mira sonriente. Le gustaba tanto esa sonrisa de su amo...
            -Pues aún queda lo mejor, amo Endou –comenta el peliazul-. La Torre Eiffel es el sitio más bonito de París. Por eso es la última visita, para verlo por la noche.
            -¡Pues vamos rápido! ¡Quiero llegar cuanto antes! –Grita Endou entusiasmado mientras agarra la mano de Kazemaru y echa a correr. El sirviente no puede evitar sonrojarse levemente, pero corre tras él sonriendo, pues estaba con la persona que más quería en el mundo.
            -¡Claro, amo Endou! –Responde en el mismo tono-. ¡Ya casi llegamos!
            Un par de minutos después ya están bajo la gran torre, mirándola atónitos. Era mucho más bonita así tan de cerca...
            -¿Vamos a subir? –Pregunta Endou observando cada milímetro.
            -Por supuesto. Venga conmigo, amo Endou –sonríe el peliazul echando a andar hacia la entrada. Su amo lo sigue y Kazemaru se acerca a una chica. Comienza a hablar con ella en inglés, por lo que Endou no alcanza a entender la conversación. Luego, el sirviente se vuelve hacia él-. Vamos. Ya podemos entrar.
            -¿Qué le has dicho? –Dice Endou mientras sigue a Kazemaru por las escaleras para entrar a la Torre Eiffel.
            -Es una sorpresa, amo Endou –responde mientras saca un pañuelo de tela de su bolsillo-. Permítame un segundo –Kazemaru comienza a vendar los ojos de Endou con el pañuelo.
            -¿Ah? ¿Kazemaru? –Pregunta Endou extrañado.
            -Confíe en mí.
            Endou asiente levemente y siente la mano de Kazemaru tomando la suya. No veía nada, pero se dejaba guiar por el peliazul. El castaño siente que se montan en un ascensor. ¿Dónde iban? Tardaba demasiado en parar... Un momento después, el ascensor se detiene y Kazemaru tira suavemente de Endou para que lo siga. Este echa a andar tras su sirviente.
            -¿Dónde estamos? –Pregunta curioso el amo.
           -Deme un segundo, amo Endou –pide el peliazul. Suelta la mano de Endou, quien se queda algo desorientado, y comienza a quitarle el pañuelo-. Ya puede mirar... –Susurra Kazemaru retirándole el pañuelo de los ojos. Cuando Endou los abre, se queda asombrado.
            -Kazemaru... –Dice Endou impresionado. Estaban en el último piso, lugar donde, desde hacía unos años, ya no se podía acceder. Pero allí estaban. El castaño se acerca con la boca abierta hacia la barandilla para observar mejor el paisaje nocturno. Kazemaru se pone a su lado.
            -¿Le gusta? –Pregunta mirándole.
            -Muchísimo... –Susurra Endou. Luego lo mira-. ¿Cómo has conseguido que podamos subir hasta aquí?
            -Ha sido un gasto de dinero que he hecho bastante a gusto –responde el sirviente. Endou mira al frente de nuevo, observando París. Un par de segundos después, baja la mirada, aparentemente triste-. ¿Amo Endou? –Pregunta Kazemaru algo preocupado.
            -¿Por qué...? –Dice el castaño en voz baja.
            -¿Ah? –Se extraña el sirviente.
            -¿Por qué tiene que pasarme esto...?
            -¿A qué se refiere?
            Endou mira a Kazemaru, quien se queda asombrado. Su amo tenía lágrimas en los ojos. El peliazul no puede articular una palabra. Endou se acerca a él lentamente.
            -Kazemaru, yo no puedo más... –Susurra el amo-. Por mucho que lo intento, no puedo dejar de amarte... Perdóname, Kazemaru... –El sirviente nota cómo sus ojos se van llenando de lágrimas también-. Nunca te dije nada, simplemente intenté que nuestra relación se enfriara... No sabes cuánto he sufrido... Cuando me enteré de que iba a tener que casarme con alguien concertado, el mundo se me vino encima... Yo quería estar contigo para siempre, y sabía que eso no iba a poder ser... –Endou abraza a Kazemaru suavemente. El peliazul se queda unos segundos sin reaccionar, pero después lo abraza también-. Te amo, Kazemaru... –Le dice al oído tristemente. El peliazul no puede evitar comenzar a llorar.
            -Amo Endou, yo también lo amo... muchísimo... No sabe lo mal que lo he pasado estos años... No podía seguir a su lado y no poder tocarle...
            Endou se separa un poco de él y pone un dedo en sus labios.
            -No digas nada más...
            Tras decir esto, lo besa dulcemente. Kazemaru corresponde al beso sin pensarlo dos veces. Había estado esperando ese momento durante mucho tiempo, pero Endou también... El beso comienza suave, pero va adquiriendo más y más pasión con el paso de los segundos. Tras un rato, ambos se separan respirando fuertemente, bastante sonrojados.
            -Kazemaru, quiero pedirte algo... –Comienza Endou.
            -Dígame, amo Endou...
            -Quiero que volvamos a estar como cuando teníamos quince años. Quiero que actuemos como una pareja normal hasta nuestro regreso a casa... Por favor... Quiero este viaje como recuerdo de nosotros... Olvida el “amo Endou” y las formalidades mientras estemos de viaje. Quiero ser tu novio, no tu amo... ¿Qué me dices?
            Kazemaru no alcanza a decir nada más. Simplemente asiente levemente. Endou sonríe y besa de nuevo al peliazul. Cuando se separan de nuevo, Kazemaru sonríe feliz, aunque con suaves lágrimas adornando su rostro.
            -Te amo, Endou...