viernes, 19 de septiembre de 2014

Boku no Ouji-sama (Endou x Kazemaru) Epílogo

Kazemaru llega a la colina más alta de la ciudad, donde está el mirador. Está apoyado en la barandilla mirando la puesta de sol con aire triste. Las lágrimas ya asoman por sus ojos.
            -Es el fin... –Susurra para sí mismo el peliazul-. Ojalá no me hubiera enamorado de ti, Endou...
            El sirviente baja la mirada dejando que algunas lágrimas caigan, sin intentar detenerlas. Una vez oyó que intentar aguantar las lágrimas no era sano, y él las había estado conteniendo desde hacía ya cinco años, desde que terminaron su último viaje como pareja. Pero ahora que Endou ya no podía ser suyo, sino que era de Natsumi, podía permitirse llorar todo lo que no había llorado todo ese tiempo. Si volviera a ver a Endou, a solas, le diría lo que siente por él y lo abrazaría por última vez... Pero sabía que eso era demasiado improbable, pues sus padres no dejarían que él dejara a Natsumi en el día de su boda. Kazemaru seguía llorando y llorando. No sabe cuánto tiempo lleva ahí, pero más de media hora había pasado ya. Por suerte, no mucha gente solía pasar por ahí. El peliazul ya no podía parar sus lágrimas. Salían de sus ojos en enormes cantidades. El sirviente se sentía destrozado...
            -Kazemaru...
            El peliazul oye su nombre a su espalda. Se da la vuelta sin dejar de llorar y lo ve. Endou estaba ahí parado, detrás de él, a una distancia relativamente corta. Sin pensarlo dos veces, Kazemaru echa a correr hacia sus brazos. El sirviente lo abraza llorando y Endou corresponde a su abrazo.
            -Amo Endou, siento haberme ido de la iglesia, pero no podía aguantar más. ¡Yo te amo con toda mi alma y no podía ver cómo le dabas el “sí, quiero” a otra persona! –Dice entre llantos. Endou no habla, solo escucha a su sirviente sin soltarle-. Te amo demasiado, amo Endou. No puedo olvidarte por mucho que lo intente. El dolor que siento en mi interior es insoportable. No puedo dejar de llorar... –Tras unos segundos de silencio, tan solo oyéndose el llanto del peliazul, este decide continuar-. Ahora deberías volver con Natsumi... Gracias por haber venido, amo Endou, pero yo no puedo regresar con vosotros en estos momentos...
            -Kazemaru, escúchame, por favor... –Susurra Endou-. Ven conmigo. No puedo seguir estando allí si tú no vienes.
            -Lo siento mucho, pero no puedo estar tranquilamente allí viendo cómo ambos son tan felices...
            -Kazemaru... –Endou se separa un poco del sirviente y lo besa por sorpresa. El peliazul corresponde a su beso sin dudarlo, abrazando a su amo fuertemente, sin querer soltarle nunca. Después de unos momentos, se separan lentamente. Kazemaru aún sigue llorando. Endou utiliza su dedo para secarle algunas lágrimas, sonriendo levemente-. No me he casado con Natsumi...
            Kazemaru abre mucho los ojos ante la sorpresa. Intenta decir algo, pero solo una palabra sale de su boca.
            -¿Q-qué...? –Susurra el sirviente. Endou lo abraza de nuevo.
            -No he podido decir que sí... Cuando te vi salir de la iglesia, simplemente, mi corazón decía que tenía que ir a por ti. Dije que lo sentía mucho, pero que no podía casarme con Natsumi, pues mi amor se concentra en otra persona: Ichirouta Kazemaru –se quedan en silencio unos segundos. Luego Endou decide continuar-. Fúgate conmigo, Kazemaru...
            El sirviente se separa de golpe del castaño completamente sorprendido por la propuesta de su amo.
            -¿Qué? –Pregunta nervioso. Endou sonríe.
            -Mis padres no aceptarán que quiera casarme contigo –susurra el amo tomando la mano de Kazemaru-, así que quiero que nos vayamos lejos de aquí... –Endou coloca tiernamente un anillo de compromiso en el dedo de Kazemaru-. ¿Aceptas?
            Las lágrimas vuelven a brotar de los ojos de Kazemaru, pero esta vez no son de tristeza, sino de felicidad. Una felicidad extrema que no puede ser expresada con palabras. El peliazul le da un abrazo a Endou y este corresponde.
            -¡Sí! ¡Sí! ¡Acepto! ¡Quiero casarme contigo!
            Ambos se miran a los ojos, sonriendo felices. Se acercan lentamente y se funden en un tierno beso, prometiéndose con él el inicio de una época de felicidad hasta el fin de sus días.


            FIN

Boku no Ouji-sama (Endou x Kazemaru) Capítulo 10

A pesar de haber pasado ya cinco años, Kazemaru recuerda a la perfección su último viaje juntos. Nunca olvidará las noches en el hotel, ni los besos en cada lugar turístico que visitaban, las fotos, las risas... Pero ahora todo era diferente. En este momento, el peliazul estaba ayudando a su querido Endou a vestirse para su boda con Natsumi. El día que más temía había llegado. El día en que perdería a Endou para siempre... A pesar de la tristeza que sentía en su interior, trataba de aguantar las lágrimas. Endou parecía feliz al fin y al cabo. No quería fastidiarle su día especial... El peliazul, como adulto que era, sonreía mientras lo ayudaba. “Si amas a alguien, déjalo ir...”, pensaba él.
            -¿Está nervioso, amo Endou? –Pregunta Kazemaru mientras terminaba de preparar a su amo.
            -Un poco, quizás... –Responde el castaño mirándose al espejo-. No puedo creer que vaya a casarme...
            -Todo saldrá bien –susurra el sirviente. Endou lo mira y sonríe leve.
            -Eso espero...
            -¡Mamoru-san! ¡Kazemaru! –Los llama Nana-. ¡Ya tienen la limusina esperando en la puerta!
            -¡Ya vamos, Nana-san! –Avisa Kazemaru-. Bueno, llegó la hora.
            -Sí...
           Kazemaru termina de arreglar a Endou y luego se mira al espejo para peinarse un poco. Llevaba su pelo suelto, a diferencia de su habitual recogido, e iba vestido con un traje negro bastante elegante. Luego se da la vuelta y mira a Endou. El traje de novio le sentaba tan bien...
            -Vámonos ya –dice Kazemaru-. No queremos llegar tarde a su boda, ¿no?
            -No, claro que no –sonríe Endou. Ambos bajan las escaleras rápidamente y se encuentran a Nana en la puerta.
            -Mi más sincera enhorabuena, Mamoru-san –felicita Nana.
            -Muchas gracias, Nana –responde Endou. Sus padres se acercan a él.
            -Mamoru, espero que seas muy feliz con Natsumi al igual que yo lo soy con tu madre –comenta el señor Endou.
            -Lo seré –sonríe el castaño.
            -Kazemaru, lleva sano y salvo a Mamoru hasta la iglesia, ¿de acuerdo? –Ordena la señora Endou.
            -Por supuesto, gran ama.
            -Bueno, pues nosotros nos vamos ya, Nana, Tanaka –anuncia el señor Endou-. No te retrases, Mamoru.
            -No, padre.
            -Nos vemos ahora. Y no te pongas nervioso –sonríe su padre mientras salen los cuatro de la casa, montándose en su correspondiente limusina y partiendo de allí. Kazemaru mira a Endou.
            -Cuando quiera, partimos, amo Endou –ofrece el sirviente.
            -Claro. Vamos ya.
            Endou sale de la mansión y se monta en el asiento del copiloto de la limusina mientras Kazemaru cierra la puerta con llave. Después, se monta en el asiento del conductor y arranca el coche, comenzando a conducir hasta la iglesia.

            La iglesia está llena de gente. Los familiares más importantes están al frente. Algunos parientes lejanos están en los asientos centrales. Los sirvientes se encuentran al final del todo. Kazemaru observa a Endou, quien está en el altar esperando la llegada de Natsumi. El corazón del peliazul late con fuerza. De algún modo, aún tenía la esperanza de que no se casara con ella... Pero sus sueños se desvanecen cuando la puerta de la iglesia se abre y la novia comienza a pasear por el pasillo hacia Endou. La melodía nupcial hace que el peliazul sienta un dolor inmenso en el pecho.
            -Estamos aquí reunidos para unir en sagrado matrimonio a Mamoru Endou y a Natsumi Raimon.
            Esas son las primeras palabras del cura. Las palabras de bienvenida apenas llegan a los oídos de Kazemaru, pues está sumido en sus pensamientos. Los padres de Endou le habían dicho que tenía que escribirles un breve discurso de felicitación, igual que Tanaka lo hizo en su día con ellos. Después de la habitual misa, llega el momento de las lecturas de los discursos de los familiares. Son cortas pero intensas. El discurso del peliazul sería el último, así que estaba atento para cuando llegara su turno. Tras una familiar de Natsumi, Kazemaru se levanta de su asiento con la orden del señor Endou y se acerca al altar ante la sorpresa de Endou, quien no sabía nada. El sirviente se coloca junto a la futura pareja y se aclara la garganta.
            -Mamoru Endou, comienzo por usted, pues es mi amo desde que tengo uso de razón. ¿Qué decir de usted? Comprensivo, paciente, alegre, entusiasta, preocupado, entregado, amable... Un hombre dispuesto a todo por todos. Desde que lo conocí, supe que jamás iba a dejar de servirle pasara lo que pasara, pues fue gracias a usted y su familia que tengo un lugar al que puedo llamar hogar. Me dirijo a usted hoy aquí para darle mi más sincera enhorabuena y desearle que alcance la felicidad con esta mujer que está a su lado, Natsumi Raimon. Estoy seguro de que ambos vivirán una vida repleta de emociones y buenos momentos –la sonrisa de Kazemaru se mantenía durante todo el discurso, al igual que la de los novios. Sin embargo, en el interior del peliazul, su alma lloraba y lloraba-. Natsumi Raimon, a pesar de que a usted no la conozco tanto como para decir mucho, sé que es una persona maravillosa, y estoy completamente seguro de que cuidará a mi amo para siempre, pase lo que pase. Será un placer servirla a usted también en lo que me pida, futura señora Endou –el sirviente hace una leve reverencia. Al reincorporarse, mira a ambos-. Mamoru Endou, Natsumi Raimon, sean felices.
            Kazemaru se aleja de ellos con una leve sonrisa y el aplauso de los presentes. Los novios se han emocionado con el discurso. El sirviente se queda de pie al final de la iglesia. Natsumi y Endou se ponen el uno frente al otro. Llegó la hora de los votos matrimoniales...
            -Natsumi Raimon –comienza el cura-, ¿quieres recibir a Mamoru Endou como esposo, y prometes serle fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, y, así, amarle y respetarle todos los días de tu vida?
            -Sí, quiero –responde sonriente ella.
            -Y tú, Mamoru Endou –continúa él-, ¿quieres recibir a Natsumi Raimon como esposa, y prometes serle fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, y, así, amarla y respetarla todos los días de tu vida?

            Endou mira al fondo de la iglesia durante un segundo y ve a Kazemaru en la puerta. El peliazul le muestra una sonrisa triste y, antes de que el castaño pueda responder, sale de la iglesia rápidamente, sin querer ver el final de la boda.

jueves, 18 de septiembre de 2014

Boku no Ouji-sama (Endou x Kazemaru) Capítulo 9

Pasan el día según lo planeado. Ahora, ambos chicos van de camino a la Torre Eiffel. Ya es por la noche y hace mucho frío. Endou camina entusiasmado mirando a todas partes junto a Kazemaru, comentando lo que habían hecho ese día.
            -¡Ha sido increíble! ¡Quiero volver al museo de nuevo! ¿Y Notre Dame? ¡Repetiría mil veces más! Kazemaru, ¡tus planes son geniales! ¡Me alegra haberte escogido como mi acompañante!
            Kazemaru lo mira sonriente. Le gustaba tanto esa sonrisa de su amo...
            -Pues aún queda lo mejor, amo Endou –comenta el peliazul-. La Torre Eiffel es el sitio más bonito de París. Por eso es la última visita, para verlo por la noche.
            -¡Pues vamos rápido! ¡Quiero llegar cuanto antes! –Grita Endou entusiasmado mientras agarra la mano de Kazemaru y echa a correr. El sirviente no puede evitar sonrojarse levemente, pero corre tras él sonriendo, pues estaba con la persona que más quería en el mundo.
            -¡Claro, amo Endou! –Responde en el mismo tono-. ¡Ya casi llegamos!
            Un par de minutos después ya están bajo la gran torre, mirándola atónitos. Era mucho más bonita así tan de cerca...
            -¿Vamos a subir? –Pregunta Endou observando cada milímetro.
            -Por supuesto. Venga conmigo, amo Endou –sonríe el peliazul echando a andar hacia la entrada. Su amo lo sigue y Kazemaru se acerca a una chica. Comienza a hablar con ella en inglés, por lo que Endou no alcanza a entender la conversación. Luego, el sirviente se vuelve hacia él-. Vamos. Ya podemos entrar.
            -¿Qué le has dicho? –Dice Endou mientras sigue a Kazemaru por las escaleras para entrar a la Torre Eiffel.
            -Es una sorpresa, amo Endou –responde mientras saca un pañuelo de tela de su bolsillo-. Permítame un segundo –Kazemaru comienza a vendar los ojos de Endou con el pañuelo.
            -¿Ah? ¿Kazemaru? –Pregunta Endou extrañado.
            -Confíe en mí.
            Endou asiente levemente y siente la mano de Kazemaru tomando la suya. No veía nada, pero se dejaba guiar por el peliazul. El castaño siente que se montan en un ascensor. ¿Dónde iban? Tardaba demasiado en parar... Un momento después, el ascensor se detiene y Kazemaru tira suavemente de Endou para que lo siga. Este echa a andar tras su sirviente.
            -¿Dónde estamos? –Pregunta curioso el amo.
           -Deme un segundo, amo Endou –pide el peliazul. Suelta la mano de Endou, quien se queda algo desorientado, y comienza a quitarle el pañuelo-. Ya puede mirar... –Susurra Kazemaru retirándole el pañuelo de los ojos. Cuando Endou los abre, se queda asombrado.
            -Kazemaru... –Dice Endou impresionado. Estaban en el último piso, lugar donde, desde hacía unos años, ya no se podía acceder. Pero allí estaban. El castaño se acerca con la boca abierta hacia la barandilla para observar mejor el paisaje nocturno. Kazemaru se pone a su lado.
            -¿Le gusta? –Pregunta mirándole.
            -Muchísimo... –Susurra Endou. Luego lo mira-. ¿Cómo has conseguido que podamos subir hasta aquí?
            -Ha sido un gasto de dinero que he hecho bastante a gusto –responde el sirviente. Endou mira al frente de nuevo, observando París. Un par de segundos después, baja la mirada, aparentemente triste-. ¿Amo Endou? –Pregunta Kazemaru algo preocupado.
            -¿Por qué...? –Dice el castaño en voz baja.
            -¿Ah? –Se extraña el sirviente.
            -¿Por qué tiene que pasarme esto...?
            -¿A qué se refiere?
            Endou mira a Kazemaru, quien se queda asombrado. Su amo tenía lágrimas en los ojos. El peliazul no puede articular una palabra. Endou se acerca a él lentamente.
            -Kazemaru, yo no puedo más... –Susurra el amo-. Por mucho que lo intento, no puedo dejar de amarte... Perdóname, Kazemaru... –El sirviente nota cómo sus ojos se van llenando de lágrimas también-. Nunca te dije nada, simplemente intenté que nuestra relación se enfriara... No sabes cuánto he sufrido... Cuando me enteré de que iba a tener que casarme con alguien concertado, el mundo se me vino encima... Yo quería estar contigo para siempre, y sabía que eso no iba a poder ser... –Endou abraza a Kazemaru suavemente. El peliazul se queda unos segundos sin reaccionar, pero después lo abraza también-. Te amo, Kazemaru... –Le dice al oído tristemente. El peliazul no puede evitar comenzar a llorar.
            -Amo Endou, yo también lo amo... muchísimo... No sabe lo mal que lo he pasado estos años... No podía seguir a su lado y no poder tocarle...
            Endou se separa un poco de él y pone un dedo en sus labios.
            -No digas nada más...
            Tras decir esto, lo besa dulcemente. Kazemaru corresponde al beso sin pensarlo dos veces. Había estado esperando ese momento durante mucho tiempo, pero Endou también... El beso comienza suave, pero va adquiriendo más y más pasión con el paso de los segundos. Tras un rato, ambos se separan respirando fuertemente, bastante sonrojados.
            -Kazemaru, quiero pedirte algo... –Comienza Endou.
            -Dígame, amo Endou...
            -Quiero que volvamos a estar como cuando teníamos quince años. Quiero que actuemos como una pareja normal hasta nuestro regreso a casa... Por favor... Quiero este viaje como recuerdo de nosotros... Olvida el “amo Endou” y las formalidades mientras estemos de viaje. Quiero ser tu novio, no tu amo... ¿Qué me dices?
            Kazemaru no alcanza a decir nada más. Simplemente asiente levemente. Endou sonríe y besa de nuevo al peliazul. Cuando se separan de nuevo, Kazemaru sonríe feliz, aunque con suaves lágrimas adornando su rostro.
            -Te amo, Endou...

sábado, 30 de noviembre de 2013

Boku no Ouji-sama (Endou x Kazemaru) Capítulo 8

-Amo Endou –comienza a decir Kazemaru en el avión de vuelta a la mansión Endou-. Siento no haberle comprado nada ningún año en Navidad...
            -No te disculpes, Kazemaru –sonríe el castaño-. No es algo importante.
            -La razón es que he estado ahorrando para poder comprarle algo que le gustara de verdad... Y este año lo he conseguido.
            -¿Qué quieres decir?
            -Bueno, sé que no puedo comparar lo que le voy a dar con la noticia de Natsumi-san, pero es lo mucho que he podido conseguir –dice Kazemaru mientras saca un sobre de color blanco de su bolsa-. Usted me dijo hace mucho tiempo que su sueño era viajar por el mundo, pero no por trabajo, sino por diversión. He estado ahorrando el total de mi paga de Navidad cada año desde ese día para poder regalárselo... Sin embargo, lo mucho que he podido conseguir ha sido un par de billetes para un viaje alrededor de Europa... –Susurra el sirviente-. Un billete está a su nombre, amo Endou. Para el otro, hay que llamar al número que aparece en el billete para dar los datos de la persona que lo acompañará –Endou no puede hablar. Se ha quedado mudo de la sorpresa-. Supongo que Natsumi-san y usted podrán celebrar su compromiso usando estos billetes si así lo desean.
            -¡Muchas gracias, Kazemaru! –Exclama Endou mientras coge el sobre y lo abre con suavidad-. Voy a llamar ahora mismo para dar los datos de mi acompañante –el castaño sonríe al peliazul, quien le devuelve la sonrisa levemente-. Es la persona que más se merece venir a este viaje... –Susurra Endou mientras llama al número. Kazemaru aparta la mirada y se asoma al cristal de la ventanilla del avión-. ¿Hola? Soy Mamoru Endou. Tengo un billete reservado –Kazemaru desconecta el oído de la conversación y comienza a pensar. En realidad estaba bastante triste...-. Sí. Ichirouta Kazemaru será mi acompañante –el sirviente gira la cabeza rápidamente al oír su nombre. No podía creerlo... ¡Iba a ir con Endou a un viaje por Europa!-. Muchas gracias. Buenos días –Endou cuelga el teléfono-. Prepárate, Kazemaru, porque vamos a pasarlo en grande de viaje por Europa.
            -Amo Endou... –Sonríe el peliazul-. Muchas gracias.

            Llegan al hotel de París tras dos semanas de viaje. Están disfrutando muchísimo a pesar de pasar dos días en cada ciudad. Dejan las maletas en la habitación y Kazemaru coge el mapa sentándose en la cama.
            -El plan de hoy es el siguiente, amo Endou, a ver qué le parece –comienza a decir el sirviente. Endou se sienta a su lado mirando el mapa-. Vamos a ver el Museo del Louvre por la mañana. Comeremos cerca de allí y luego iremos a Notre Dame. La última visita será a la Torre Eiffel.
            -Es un plan genial, Kazemaru –sonríe el castaño-. ¿A qué estamos esperando? ¡Vámonos ya! –Exclama entusiasmado levantándose de un salto de la cama.

            -Por supuesto –el sirviente se levanta con él-. Vamos, amo Endou.

Boku no Ouji-sama (Endou x Kazemaru) Capítulo 7

A partir de aquel día, la relación entre Endou y Kazemaru se fue haciendo cada vez más distante, nadie sabe el porqué. “Ya han pasado tres años de aquello...”, piensa Kazemaru mientras ayuda a Nana a limpiar la casa. Cada vez que recuerda el rostro de Yamazaki siente un temor enorme dentro de él. La puerta de entrada de la mansión Endou se abre. Tanaka entra y, tras él, el señor y la señora Endou. Kazemaru y Nana van corriendo a recibirles.
            -Qué frío hace en la calle –comenta el señor Endou mientras le da el abrigo a Kazemaru.
            -Cariño, estamos casi a finales de diciembre –responde la señora Endou entregándole el suyo a Nana-. Ya queda poco para Navidad.
            -Hay que avisar a Mamoru de su viaje –continúa el señor. Mira a Kazemaru seriamente-. Kazemaru, dale mi abrigo a Nana para que los guarde y dile a Mamoru que tengo que hablar con él.
            -Sí, gran amo –dice Kazemaru haciendo una reverencia. Luego le entrega el abrigo a Nana y sube las escaleras rápidamente hasta la habitación de Endou. Cuando llega a ella, llama a la puerta.
            -Adelante –ordena el castaño desde su habitación. Kazemaru entreabre la puerta, asomando la cabeza.
            -Amo Endou, su padre lo está llamando –informa el peliazul mirando a su amo-. Quiere hablar con usted un momento.
            -Ah, claro –sonríe levemente el joven amo mientras se levanta del suelo y se acerca a la puerta-. Gracias, Kazemaru.
            -Un placer servirle, amo Endou.
            El sirviente le devuelve la sonrisa y deja que Endou salga. Va caminando tras él mientras piensa: “¿en qué momento empecé a llamarle de nuevo ‘amo Endou’?”. Ya se le hacía tan habitual que le parece mentira que en algún momento fueron “pareja”. Los dos chicos llegan al gran salón, donde los señores Endou esperan a su hijo.
            -¿Me llamabas, padre? –Pregunta Endou.
            -Sí –responde el señor Endou-. Siéntate ahí, Mamoru.
            Endou se sienta frente a sus padres en la mesa y Kazemaru se dispone a irse tras una reverencia.
            -No, Kazemaru –interrumpe la señora-. Quédate. También tiene que ver contigo.
            Kazemaru asiente levemente y se queda en su sitio, esperando las palabras de su gran amo.
            -Mamoru, ya eres mayor de edad –comienza a hablar el señor Endou-. Con dieciocho años yo también comencé a viajar por los lugares, así que te toca empezar a ti esa fase –Endou escucha atentamente a su padre-. Kazemaru, como tu sirviente, y tú vais a ir al país vecino a visitar a tu prima Natsumi por Navidad. Pasaréis en su casa hasta el día veintiséis y os volveréis por la mañana. Mañana sale vuestro avión.
            -De acuerdo, padre –confirma el joven. El mayor mira a Kazemaru.
            -Kazemaru, prepara tu maleta y la de Mamoru –ordena el señor Endou.
            -A sus órdenes, gran amo –obedece el peliazul tras hacer una reverencia y salir del gran salón.
            -Natsumi nos ha dicho que va a hacerte un regalo por Navidad –dice la señora Endou-. Deberías comprarle algo.
            -Por supuesto, madre.
            -Pues ya puedes irte a tu habitación, Mamoru. Espero que te sea leve tu primer viaje –finaliza el señor Endou.
            -Gracias, padre –responde Endou mientras se levanta y se aleja de ellos hacia su habitación. Cuando entra en ella, Kazemaru está preparando la maleta del castaño. Endou entra en la habitación y cierra la puerta.
            -Amo Endou, estoy metiendo lo más importante –comenta el sirviente-. Al fin y al cabo no pasaremos muchos días.
            -Ya... Tú mete lo que veas mejor –sonríe levemente el amo.
            -De acuerdo... –Responde Kazemaru. No puede creer aún cuánto ha cambiado su relación en tan poco tiempo...

            En la mansión de Natsumi, Kazemaru y Reika, la sirvienta de Natsumi, son los que se encargan de todas las tareas del hogar mientras Endou y Natsumi pasan el día relajándose. El día de Nochebuena, los dos sirvientes preparan una rica comida para los dos amos, dejándose algo más mediocre para ellos. Endou y Natsumi cenan en la mesa grande, mientras que Kazemaru y Reika lo hacen en la cocina.
            -Bueno, Mamoru –comienza a decir ella casi al final de la cena-. ¿Ves bien que te de mi regalo ya? –Pregunta sonriente.
            -Antes te lo daré yo, Natsumi –responde el chico levantándose de la mesa con una sonrisa. Kazemaru suelta su plato de comida y corre a buscar la bolsa que llevaba, pues en su interior estaba el regalo de la chica. El peliazul le da la pequeña cajita dorada a su amo-. Gracias, Kazemaru –sonríe el castaño mientras vuelve a la mesa-. Toma. No es mucho, pero espero que te guste.
            Endou le tiende la caja a su prima, quien la coge sonriendo ampliamente. Cuando la abre, la chica hace un gesto de emoción y alegría sacando su regalo: una pulsera plateada con muchos pequeños colgantes.
            -¡Muchas gracias, Mamoru! –Exclama la chica-. Pero ahora me toca a mí –anuncia Natsumi-. Pero lo mío no es un regalo material, Mamoru. Es una sorpresa.
            -¿De qué se trata, Natsumi?
            Reika y Kazemaru afinan el oído, pues estaban bastante intrigados.
            -Me casaré contigo, Mamoru. Soy tu prometida.
            Al oír eso, Kazemaru nota cómo su corazón se encoge de dolor, esperando la respuesta de su amo.
            -Me alegra oír eso, Natsumi –responde el chico alegre-. Claro que me casaré contigo.

            El joven peliazul siente unas ganas insoportables de llorar al tiempo que un dolor insoportable oprime su pecho. A pesar de todo, él seguía enamorado de Endou y, si esa noticia era cierta, iba a perderlo para siempre.

Boku no Ouji-sama (Endou x Kazemaru) Capítulo 6

ATENCIÓN: Contiene Lemon. Sin más, disfruten del capítulo.

Durante el resto de la semana que se quedó Yamazaki, Kazemaru seguía siendo violado una vez al día sin que nadie en la casa se enterara de nada. El último día fue el peor y más largo, pues fue la despedida de Yamazaki. Cuando se fueron, era aún muy temprano, por lo que Nana se fue a la compra dejando a Endou y Kazemaru solos. Endou llevaba viendo a Kazemaru muy raro desde que llegó Yamazaki, pero él le decía que no le pasaba nada. Ambos se van a la habitación de Endou y se sientan en la cama. El sirviente siempre hacía un gesto de dolor cuando se sentaba en alguna parte, cosa que preocupaba a Endou. Kazemaru parece muy cansado, así que Endou decide proponerle algo.
            -Kazemaru, duerme un rato en mi cama hasta que llegue Nana.
            -No, Endou. Quiero estar contigo –sonríe levemente.
            -Es una orden directa –devuelve la sonrisa el castaño-. Pareces muy cansado. Quiero que duermas.
            Kazemaru asiente y se tumba en la cama. Se queda profundamente dormido en muy poco tiempo. Endou aprovecha el tiempo para mirar su cuerpo, pues sospecha que le pasa algo. Cuando le levanta la camisa y la chaqueta y ve su torso casi se desmaya: tenía muchísimas heridas y magulladuras por todas partes. “Kazemaru, ¿qué te han hecho?”, se pregunta para sí mismo el joven amo.

            Kazemaru se despierta al poco tiempo. Endou está mirando al suelo pensativo.
            -Gracias por dejarme dormir un rato, Endou –agradece Kazemaru mirándole. Endou lo mira seriamente.
            -Explícame qué son esas heridas de tu torso...
            El rostro de Kazemaru se vuelve pálido.
            -¿Q-qué heridas? –Pregunta nervioso pero haciéndose el tonto.
            -Las he visto mientras dormías, Kazemaru. Dime qué son.
            Después de un rato evitando la pregunta, Kazemaru decide hablar.
            -Yamazaki-san no me llamaba para que le ayudara a hacer nada... –Susurra el peliazul-. Lo único que he estado haciendo en su habitación estos días es ser su esclavo sexual...
            Endou mira horrorizado al peliazul. Kazemaru está mirando al suelo aterrado de nuevo.
            -¿Por qué no se lo dijiste a nadie? –Regaña el castaño.
            -Nadie me iba a creer...
            -¡Con esas heridas sí! –Exclama Endou. Kazemaru se queda en silencio y Endou se acerca a él-. Déjame curarte esas heridas...
            -¿Cómo piensas...?
            Antes de que Kazemaru consiguiera terminar la frase, Endou lo besa dulcemente, tumbándolo en la cama lentamente mientras lo abraza. Kazemaru corresponde al beso y al abrazo mientras se deja tumbar. El sirviente comienza a temblar un poco, pues estar en una postura así no le traía recuerdos agradables. Endou se da cuenta y se separa un poco.
            -Si quieres que pare, solo tienes que decírmelo, Kazemaru...
            Kazemaru asiente lentamente. Endou le desabrocha la chaqueta y la camisa, quitándoselas dulcemente. Cuando Endou ve de nuevo las heridas del peliazul, se le encoge el corazón y comienza a besarlas una a una. Kazemaru nota una descarga recorrer su cuerpo por cada beso. Todo era tan diferente... Endou empieza a acariciar sus brazos sin dejar de besar las heridas. El peliazul se dejaba hacer, pues confía ciegamente en su amo. Endou baja sus manos para desabrochar los pantalones de su sirviente. El castaño, al ver que Kazemaru no hacía nada, coge su mano y la lleva hacia su propio pecho, indicándole que le fuera quitando la ropa también. El joven sirviente, tembloroso, comienza a desabrochar la camisa de su amo lentamente. Poco tiempo después, ambos están completamente desnudos. Endou mira a su sirviente con una leve sonrisa, acariciando su pecho.
            -¿Quieres que continúe, Kazemaru? –Pregunta el castaño en un susurro. Kazemaru asiente levemente, mordiéndose el labio inferior. Endou acerca su miembro hacia Kazemaru, quien cierra los ojos con fuerza. El castaño introduce su miembro lentamente y con suavidad en el interior de su sirviente. Este suelta un pequeño grito de dolor, pues esa zona estaba muy sensible debido a los actos de aquel hombre, pero al poco tiempo, se deja llevar por Endou, notando cómo el placer los iba envolviendo poco a poco.

miércoles, 27 de noviembre de 2013

Boku no Ouji-sama (Endou x Kazemaru) Capítulo 5

ATENCIÓN: Contiene Lemon. Sin más, disfruten del capítulo.


Kazemaru toca la puerta de la habitación de Yamazaki.
            -Adelante –ordena el invitado. Kazemaru abre la puerta de la habitación y entra en ella.
            -¿Me llamaba, Yamazaki-san? –Pregunta educadamente el sirviente.
            -Sí. Te necesito para que me ayudes a ordenar unos papeles que tengo aquí –dice sacando un maletín repleto de documentos-. Nos llevará menos tiempo si trabajamos eficientemente. Y según me ha contado Endou, eres muy bueno haciendo las tareas que te mandan, ¿no? –Comenta Yamazaki. Kazemaru asiente levemente.
            -Entonces empezaré a ordenarlos con usted.
            Kazemaru toma un taco de papeles y empieza a leerlos por encima para saber dónde iba cada uno al tiempo que se sienta en el suelo. Yamazaki hace lo mismo con otro taco.

            Endou empieza a dar vueltas en la cama. Estaba aburrido... ¿Qué hacía Kazemaru que tardaba tanto? Dijo que llegaría cuanto antes... Sabía perfectamente que Kazemaru se exigía muchísimo a sí mismo en el trabajo, pero lo echaba de menos.

            Yamazaki se levanta de la cama de la habitación, donde estaba sentado, y se dirige a la puerta. Echa el pestillo y vuelve a su sitio. Kazemaru no se da cuenta de lo que había hecho pues estaba concentrado en terminar cuanto antes para volver con Endou.
            -Kazemaru, ya es suficiente –sonríe levemente Yamazaki-. Puedes dejar los papeles ahí encima de la mesa.
            -Sí, Yamazaki-san –responde el sirviente mientras se levanta del suelo y se dirige a la mesa. Cuando deja los papeles, Yamazaki se levanta de un salto de la cama y se acerca rápidamente a él. Agarra a Kazemaru de los brazos, haciendo que lo mirara y lo besa. El sirviente intenta resistirse, pero Yamazaki tiene mucha más fuerza que él.
            -Buen trabajo, Kazemaru –susurra cuando se separa. Luego agarra sus muñecas y hace que las suba para poder agarrarlas con una sola mano. Con la otra, le agarra el mentón haciendo que lo mirara. Kazemaru está muy asustado-. ¿Sabes cuál es mi recompensa para los niños buenos?
            Yamazaki lame la mejilla del peliazul con un rostro lujurioso mientras el chico cierra los ojos fuertemente, deseando que todo fuera una pesadilla. Yamazaki tira de Kazemaru hasta la cama, tirándolo a ella. Kazemaru cae boca abajo en la cama, intentando escapar, pero Yamazaki lo apresa para que no pueda hacer nada. Le quita de un tirón la cola, dejando su pelo suelto. Comienza a estirar la goma del pelo, jugueteando con ella.
            -Es bastante elástica, ¿eh, Kazemaru?
            Dice al tiempo que agarra de nuevo sus manos uniendo sus muñecas sobre su cabeza, atándolas al poste de la cama con la goma del pelo. Kazemaru está indefenso. Yamazaki se levanta un segundo para coger un trozo de tela de un cajón y vuelve a la cama, amordazando a Kazemaru para que no pudiera gritar. Yamazaki comienza a quitarle la ropa al indefenso peliazul. Le abre la chaqueta y la camisa en un abrir y cerrar de ojos, comenzando a lamer su pecho. Kazemaru arquea la espalda suplicando que lo soltara, pero Yamazaki no le presta atención. Tras esto, le desabrocha los pantalones, quitándoselos junto a su ropa interior. El hombre agarra el miembro de Kazemaru empezando a frotarlo con fuerza. El chico intenta gritar, pero no se le oye.
            -Grita lo que quieras, estúpido criado. Nadie va a oírte –Yamazaki le da un mordisco en el pecho-. Vamos, grita.
            Kazemaru comienza a llorar del terror que siente. El hombre se levanta y se desabrocha los pantalones, quitándoselos de golpe, dejando al descubierto su miembro erecto. Abre de golpe las piernas de Kazemaru, introduciendo rápidamente su miembro dentro de él. El sirviente intenta gritar, pero es inútil.
            -Sigue gritando. No sabes lo que me excitan tus gritos, Kazemaru...
            Susurra lujuriosamente mientras comienza a moverse adelante y atrás rápidamente. Las lágrimas brotan en grandes cantidades de los ojos del peliazul. Yamazaki clava sus uñas en el torso de Kazemaru, haciéndole aún más daño. Kazemaru acaba dándose por vencido, dejando que el mayor hiciera con él lo que quisiera, pues no iba a conseguir nada por mucho que luchara. Al poco tiempo, Yamazaki llega al clímax dentro de Kazemaru. Saca su miembro sin cuidado alguno y lame el cuello del sirviente, jadeando junto a él.
            -Ni una palabra de esto a nadie, ¿eh? –Amenaza Yamazaki-. Si dices algo, sabes que podré hacer que no te crean y la próxima vez será peor... –Kazemaru cierra los ojos aún llorando-. Mañana no te ataré ni te amordazaré, así que espero que te comportes como un buen criado, Kazemaru –dice mientras le quita le mordaza y le desata las muñecas, devolviéndole su goma del pelo.

            Endou está en su habitación solo, aburrido y esperando a Kazemaru. Lleva casi una hora allí. Alguien llama a la puerta.
            -Amo Endou, soy yo... –Dice Kazemaru al otro lado de la puerta con un tono de voz bastante decaído.
            -Pasa, Kazemaru –ordena Endou. El sirviente abre la puerta con la mirada sombría y la cierra tras de sí. Se baja un poco las mangas de la chaqueta, tapando sus muñecas heridas por su goma del pelo. Endou lo observa atentamente mientras se sienta en la cama-. ¿Te ocurre algo?
            -No es nada, Endou...
            -¿Seguro? Sabes que no me gusta que me mientan...
            En la cabeza de Kazemaru resuenan las últimas palabras de Yamazaki, así que decide mentir.

            -Sí, seguro.