sábado, 30 de noviembre de 2013

Boku no Ouji-sama (Endou x Kazemaru) Capítulo 8

-Amo Endou –comienza a decir Kazemaru en el avión de vuelta a la mansión Endou-. Siento no haberle comprado nada ningún año en Navidad...
            -No te disculpes, Kazemaru –sonríe el castaño-. No es algo importante.
            -La razón es que he estado ahorrando para poder comprarle algo que le gustara de verdad... Y este año lo he conseguido.
            -¿Qué quieres decir?
            -Bueno, sé que no puedo comparar lo que le voy a dar con la noticia de Natsumi-san, pero es lo mucho que he podido conseguir –dice Kazemaru mientras saca un sobre de color blanco de su bolsa-. Usted me dijo hace mucho tiempo que su sueño era viajar por el mundo, pero no por trabajo, sino por diversión. He estado ahorrando el total de mi paga de Navidad cada año desde ese día para poder regalárselo... Sin embargo, lo mucho que he podido conseguir ha sido un par de billetes para un viaje alrededor de Europa... –Susurra el sirviente-. Un billete está a su nombre, amo Endou. Para el otro, hay que llamar al número que aparece en el billete para dar los datos de la persona que lo acompañará –Endou no puede hablar. Se ha quedado mudo de la sorpresa-. Supongo que Natsumi-san y usted podrán celebrar su compromiso usando estos billetes si así lo desean.
            -¡Muchas gracias, Kazemaru! –Exclama Endou mientras coge el sobre y lo abre con suavidad-. Voy a llamar ahora mismo para dar los datos de mi acompañante –el castaño sonríe al peliazul, quien le devuelve la sonrisa levemente-. Es la persona que más se merece venir a este viaje... –Susurra Endou mientras llama al número. Kazemaru aparta la mirada y se asoma al cristal de la ventanilla del avión-. ¿Hola? Soy Mamoru Endou. Tengo un billete reservado –Kazemaru desconecta el oído de la conversación y comienza a pensar. En realidad estaba bastante triste...-. Sí. Ichirouta Kazemaru será mi acompañante –el sirviente gira la cabeza rápidamente al oír su nombre. No podía creerlo... ¡Iba a ir con Endou a un viaje por Europa!-. Muchas gracias. Buenos días –Endou cuelga el teléfono-. Prepárate, Kazemaru, porque vamos a pasarlo en grande de viaje por Europa.
            -Amo Endou... –Sonríe el peliazul-. Muchas gracias.

            Llegan al hotel de París tras dos semanas de viaje. Están disfrutando muchísimo a pesar de pasar dos días en cada ciudad. Dejan las maletas en la habitación y Kazemaru coge el mapa sentándose en la cama.
            -El plan de hoy es el siguiente, amo Endou, a ver qué le parece –comienza a decir el sirviente. Endou se sienta a su lado mirando el mapa-. Vamos a ver el Museo del Louvre por la mañana. Comeremos cerca de allí y luego iremos a Notre Dame. La última visita será a la Torre Eiffel.
            -Es un plan genial, Kazemaru –sonríe el castaño-. ¿A qué estamos esperando? ¡Vámonos ya! –Exclama entusiasmado levantándose de un salto de la cama.

            -Por supuesto –el sirviente se levanta con él-. Vamos, amo Endou.

Boku no Ouji-sama (Endou x Kazemaru) Capítulo 7

A partir de aquel día, la relación entre Endou y Kazemaru se fue haciendo cada vez más distante, nadie sabe el porqué. “Ya han pasado tres años de aquello...”, piensa Kazemaru mientras ayuda a Nana a limpiar la casa. Cada vez que recuerda el rostro de Yamazaki siente un temor enorme dentro de él. La puerta de entrada de la mansión Endou se abre. Tanaka entra y, tras él, el señor y la señora Endou. Kazemaru y Nana van corriendo a recibirles.
            -Qué frío hace en la calle –comenta el señor Endou mientras le da el abrigo a Kazemaru.
            -Cariño, estamos casi a finales de diciembre –responde la señora Endou entregándole el suyo a Nana-. Ya queda poco para Navidad.
            -Hay que avisar a Mamoru de su viaje –continúa el señor. Mira a Kazemaru seriamente-. Kazemaru, dale mi abrigo a Nana para que los guarde y dile a Mamoru que tengo que hablar con él.
            -Sí, gran amo –dice Kazemaru haciendo una reverencia. Luego le entrega el abrigo a Nana y sube las escaleras rápidamente hasta la habitación de Endou. Cuando llega a ella, llama a la puerta.
            -Adelante –ordena el castaño desde su habitación. Kazemaru entreabre la puerta, asomando la cabeza.
            -Amo Endou, su padre lo está llamando –informa el peliazul mirando a su amo-. Quiere hablar con usted un momento.
            -Ah, claro –sonríe levemente el joven amo mientras se levanta del suelo y se acerca a la puerta-. Gracias, Kazemaru.
            -Un placer servirle, amo Endou.
            El sirviente le devuelve la sonrisa y deja que Endou salga. Va caminando tras él mientras piensa: “¿en qué momento empecé a llamarle de nuevo ‘amo Endou’?”. Ya se le hacía tan habitual que le parece mentira que en algún momento fueron “pareja”. Los dos chicos llegan al gran salón, donde los señores Endou esperan a su hijo.
            -¿Me llamabas, padre? –Pregunta Endou.
            -Sí –responde el señor Endou-. Siéntate ahí, Mamoru.
            Endou se sienta frente a sus padres en la mesa y Kazemaru se dispone a irse tras una reverencia.
            -No, Kazemaru –interrumpe la señora-. Quédate. También tiene que ver contigo.
            Kazemaru asiente levemente y se queda en su sitio, esperando las palabras de su gran amo.
            -Mamoru, ya eres mayor de edad –comienza a hablar el señor Endou-. Con dieciocho años yo también comencé a viajar por los lugares, así que te toca empezar a ti esa fase –Endou escucha atentamente a su padre-. Kazemaru, como tu sirviente, y tú vais a ir al país vecino a visitar a tu prima Natsumi por Navidad. Pasaréis en su casa hasta el día veintiséis y os volveréis por la mañana. Mañana sale vuestro avión.
            -De acuerdo, padre –confirma el joven. El mayor mira a Kazemaru.
            -Kazemaru, prepara tu maleta y la de Mamoru –ordena el señor Endou.
            -A sus órdenes, gran amo –obedece el peliazul tras hacer una reverencia y salir del gran salón.
            -Natsumi nos ha dicho que va a hacerte un regalo por Navidad –dice la señora Endou-. Deberías comprarle algo.
            -Por supuesto, madre.
            -Pues ya puedes irte a tu habitación, Mamoru. Espero que te sea leve tu primer viaje –finaliza el señor Endou.
            -Gracias, padre –responde Endou mientras se levanta y se aleja de ellos hacia su habitación. Cuando entra en ella, Kazemaru está preparando la maleta del castaño. Endou entra en la habitación y cierra la puerta.
            -Amo Endou, estoy metiendo lo más importante –comenta el sirviente-. Al fin y al cabo no pasaremos muchos días.
            -Ya... Tú mete lo que veas mejor –sonríe levemente el amo.
            -De acuerdo... –Responde Kazemaru. No puede creer aún cuánto ha cambiado su relación en tan poco tiempo...

            En la mansión de Natsumi, Kazemaru y Reika, la sirvienta de Natsumi, son los que se encargan de todas las tareas del hogar mientras Endou y Natsumi pasan el día relajándose. El día de Nochebuena, los dos sirvientes preparan una rica comida para los dos amos, dejándose algo más mediocre para ellos. Endou y Natsumi cenan en la mesa grande, mientras que Kazemaru y Reika lo hacen en la cocina.
            -Bueno, Mamoru –comienza a decir ella casi al final de la cena-. ¿Ves bien que te de mi regalo ya? –Pregunta sonriente.
            -Antes te lo daré yo, Natsumi –responde el chico levantándose de la mesa con una sonrisa. Kazemaru suelta su plato de comida y corre a buscar la bolsa que llevaba, pues en su interior estaba el regalo de la chica. El peliazul le da la pequeña cajita dorada a su amo-. Gracias, Kazemaru –sonríe el castaño mientras vuelve a la mesa-. Toma. No es mucho, pero espero que te guste.
            Endou le tiende la caja a su prima, quien la coge sonriendo ampliamente. Cuando la abre, la chica hace un gesto de emoción y alegría sacando su regalo: una pulsera plateada con muchos pequeños colgantes.
            -¡Muchas gracias, Mamoru! –Exclama la chica-. Pero ahora me toca a mí –anuncia Natsumi-. Pero lo mío no es un regalo material, Mamoru. Es una sorpresa.
            -¿De qué se trata, Natsumi?
            Reika y Kazemaru afinan el oído, pues estaban bastante intrigados.
            -Me casaré contigo, Mamoru. Soy tu prometida.
            Al oír eso, Kazemaru nota cómo su corazón se encoge de dolor, esperando la respuesta de su amo.
            -Me alegra oír eso, Natsumi –responde el chico alegre-. Claro que me casaré contigo.

            El joven peliazul siente unas ganas insoportables de llorar al tiempo que un dolor insoportable oprime su pecho. A pesar de todo, él seguía enamorado de Endou y, si esa noticia era cierta, iba a perderlo para siempre.

Boku no Ouji-sama (Endou x Kazemaru) Capítulo 6

ATENCIÓN: Contiene Lemon. Sin más, disfruten del capítulo.

Durante el resto de la semana que se quedó Yamazaki, Kazemaru seguía siendo violado una vez al día sin que nadie en la casa se enterara de nada. El último día fue el peor y más largo, pues fue la despedida de Yamazaki. Cuando se fueron, era aún muy temprano, por lo que Nana se fue a la compra dejando a Endou y Kazemaru solos. Endou llevaba viendo a Kazemaru muy raro desde que llegó Yamazaki, pero él le decía que no le pasaba nada. Ambos se van a la habitación de Endou y se sientan en la cama. El sirviente siempre hacía un gesto de dolor cuando se sentaba en alguna parte, cosa que preocupaba a Endou. Kazemaru parece muy cansado, así que Endou decide proponerle algo.
            -Kazemaru, duerme un rato en mi cama hasta que llegue Nana.
            -No, Endou. Quiero estar contigo –sonríe levemente.
            -Es una orden directa –devuelve la sonrisa el castaño-. Pareces muy cansado. Quiero que duermas.
            Kazemaru asiente y se tumba en la cama. Se queda profundamente dormido en muy poco tiempo. Endou aprovecha el tiempo para mirar su cuerpo, pues sospecha que le pasa algo. Cuando le levanta la camisa y la chaqueta y ve su torso casi se desmaya: tenía muchísimas heridas y magulladuras por todas partes. “Kazemaru, ¿qué te han hecho?”, se pregunta para sí mismo el joven amo.

            Kazemaru se despierta al poco tiempo. Endou está mirando al suelo pensativo.
            -Gracias por dejarme dormir un rato, Endou –agradece Kazemaru mirándole. Endou lo mira seriamente.
            -Explícame qué son esas heridas de tu torso...
            El rostro de Kazemaru se vuelve pálido.
            -¿Q-qué heridas? –Pregunta nervioso pero haciéndose el tonto.
            -Las he visto mientras dormías, Kazemaru. Dime qué son.
            Después de un rato evitando la pregunta, Kazemaru decide hablar.
            -Yamazaki-san no me llamaba para que le ayudara a hacer nada... –Susurra el peliazul-. Lo único que he estado haciendo en su habitación estos días es ser su esclavo sexual...
            Endou mira horrorizado al peliazul. Kazemaru está mirando al suelo aterrado de nuevo.
            -¿Por qué no se lo dijiste a nadie? –Regaña el castaño.
            -Nadie me iba a creer...
            -¡Con esas heridas sí! –Exclama Endou. Kazemaru se queda en silencio y Endou se acerca a él-. Déjame curarte esas heridas...
            -¿Cómo piensas...?
            Antes de que Kazemaru consiguiera terminar la frase, Endou lo besa dulcemente, tumbándolo en la cama lentamente mientras lo abraza. Kazemaru corresponde al beso y al abrazo mientras se deja tumbar. El sirviente comienza a temblar un poco, pues estar en una postura así no le traía recuerdos agradables. Endou se da cuenta y se separa un poco.
            -Si quieres que pare, solo tienes que decírmelo, Kazemaru...
            Kazemaru asiente lentamente. Endou le desabrocha la chaqueta y la camisa, quitándoselas dulcemente. Cuando Endou ve de nuevo las heridas del peliazul, se le encoge el corazón y comienza a besarlas una a una. Kazemaru nota una descarga recorrer su cuerpo por cada beso. Todo era tan diferente... Endou empieza a acariciar sus brazos sin dejar de besar las heridas. El peliazul se dejaba hacer, pues confía ciegamente en su amo. Endou baja sus manos para desabrochar los pantalones de su sirviente. El castaño, al ver que Kazemaru no hacía nada, coge su mano y la lleva hacia su propio pecho, indicándole que le fuera quitando la ropa también. El joven sirviente, tembloroso, comienza a desabrochar la camisa de su amo lentamente. Poco tiempo después, ambos están completamente desnudos. Endou mira a su sirviente con una leve sonrisa, acariciando su pecho.
            -¿Quieres que continúe, Kazemaru? –Pregunta el castaño en un susurro. Kazemaru asiente levemente, mordiéndose el labio inferior. Endou acerca su miembro hacia Kazemaru, quien cierra los ojos con fuerza. El castaño introduce su miembro lentamente y con suavidad en el interior de su sirviente. Este suelta un pequeño grito de dolor, pues esa zona estaba muy sensible debido a los actos de aquel hombre, pero al poco tiempo, se deja llevar por Endou, notando cómo el placer los iba envolviendo poco a poco.

miércoles, 27 de noviembre de 2013

Boku no Ouji-sama (Endou x Kazemaru) Capítulo 5

ATENCIÓN: Contiene Lemon. Sin más, disfruten del capítulo.


Kazemaru toca la puerta de la habitación de Yamazaki.
            -Adelante –ordena el invitado. Kazemaru abre la puerta de la habitación y entra en ella.
            -¿Me llamaba, Yamazaki-san? –Pregunta educadamente el sirviente.
            -Sí. Te necesito para que me ayudes a ordenar unos papeles que tengo aquí –dice sacando un maletín repleto de documentos-. Nos llevará menos tiempo si trabajamos eficientemente. Y según me ha contado Endou, eres muy bueno haciendo las tareas que te mandan, ¿no? –Comenta Yamazaki. Kazemaru asiente levemente.
            -Entonces empezaré a ordenarlos con usted.
            Kazemaru toma un taco de papeles y empieza a leerlos por encima para saber dónde iba cada uno al tiempo que se sienta en el suelo. Yamazaki hace lo mismo con otro taco.

            Endou empieza a dar vueltas en la cama. Estaba aburrido... ¿Qué hacía Kazemaru que tardaba tanto? Dijo que llegaría cuanto antes... Sabía perfectamente que Kazemaru se exigía muchísimo a sí mismo en el trabajo, pero lo echaba de menos.

            Yamazaki se levanta de la cama de la habitación, donde estaba sentado, y se dirige a la puerta. Echa el pestillo y vuelve a su sitio. Kazemaru no se da cuenta de lo que había hecho pues estaba concentrado en terminar cuanto antes para volver con Endou.
            -Kazemaru, ya es suficiente –sonríe levemente Yamazaki-. Puedes dejar los papeles ahí encima de la mesa.
            -Sí, Yamazaki-san –responde el sirviente mientras se levanta del suelo y se dirige a la mesa. Cuando deja los papeles, Yamazaki se levanta de un salto de la cama y se acerca rápidamente a él. Agarra a Kazemaru de los brazos, haciendo que lo mirara y lo besa. El sirviente intenta resistirse, pero Yamazaki tiene mucha más fuerza que él.
            -Buen trabajo, Kazemaru –susurra cuando se separa. Luego agarra sus muñecas y hace que las suba para poder agarrarlas con una sola mano. Con la otra, le agarra el mentón haciendo que lo mirara. Kazemaru está muy asustado-. ¿Sabes cuál es mi recompensa para los niños buenos?
            Yamazaki lame la mejilla del peliazul con un rostro lujurioso mientras el chico cierra los ojos fuertemente, deseando que todo fuera una pesadilla. Yamazaki tira de Kazemaru hasta la cama, tirándolo a ella. Kazemaru cae boca abajo en la cama, intentando escapar, pero Yamazaki lo apresa para que no pueda hacer nada. Le quita de un tirón la cola, dejando su pelo suelto. Comienza a estirar la goma del pelo, jugueteando con ella.
            -Es bastante elástica, ¿eh, Kazemaru?
            Dice al tiempo que agarra de nuevo sus manos uniendo sus muñecas sobre su cabeza, atándolas al poste de la cama con la goma del pelo. Kazemaru está indefenso. Yamazaki se levanta un segundo para coger un trozo de tela de un cajón y vuelve a la cama, amordazando a Kazemaru para que no pudiera gritar. Yamazaki comienza a quitarle la ropa al indefenso peliazul. Le abre la chaqueta y la camisa en un abrir y cerrar de ojos, comenzando a lamer su pecho. Kazemaru arquea la espalda suplicando que lo soltara, pero Yamazaki no le presta atención. Tras esto, le desabrocha los pantalones, quitándoselos junto a su ropa interior. El hombre agarra el miembro de Kazemaru empezando a frotarlo con fuerza. El chico intenta gritar, pero no se le oye.
            -Grita lo que quieras, estúpido criado. Nadie va a oírte –Yamazaki le da un mordisco en el pecho-. Vamos, grita.
            Kazemaru comienza a llorar del terror que siente. El hombre se levanta y se desabrocha los pantalones, quitándoselos de golpe, dejando al descubierto su miembro erecto. Abre de golpe las piernas de Kazemaru, introduciendo rápidamente su miembro dentro de él. El sirviente intenta gritar, pero es inútil.
            -Sigue gritando. No sabes lo que me excitan tus gritos, Kazemaru...
            Susurra lujuriosamente mientras comienza a moverse adelante y atrás rápidamente. Las lágrimas brotan en grandes cantidades de los ojos del peliazul. Yamazaki clava sus uñas en el torso de Kazemaru, haciéndole aún más daño. Kazemaru acaba dándose por vencido, dejando que el mayor hiciera con él lo que quisiera, pues no iba a conseguir nada por mucho que luchara. Al poco tiempo, Yamazaki llega al clímax dentro de Kazemaru. Saca su miembro sin cuidado alguno y lame el cuello del sirviente, jadeando junto a él.
            -Ni una palabra de esto a nadie, ¿eh? –Amenaza Yamazaki-. Si dices algo, sabes que podré hacer que no te crean y la próxima vez será peor... –Kazemaru cierra los ojos aún llorando-. Mañana no te ataré ni te amordazaré, así que espero que te comportes como un buen criado, Kazemaru –dice mientras le quita le mordaza y le desata las muñecas, devolviéndole su goma del pelo.

            Endou está en su habitación solo, aburrido y esperando a Kazemaru. Lleva casi una hora allí. Alguien llama a la puerta.
            -Amo Endou, soy yo... –Dice Kazemaru al otro lado de la puerta con un tono de voz bastante decaído.
            -Pasa, Kazemaru –ordena Endou. El sirviente abre la puerta con la mirada sombría y la cierra tras de sí. Se baja un poco las mangas de la chaqueta, tapando sus muñecas heridas por su goma del pelo. Endou lo observa atentamente mientras se sienta en la cama-. ¿Te ocurre algo?
            -No es nada, Endou...
            -¿Seguro? Sabes que no me gusta que me mientan...
            En la cabeza de Kazemaru resuenan las últimas palabras de Yamazaki, así que decide mentir.

            -Sí, seguro.

domingo, 24 de noviembre de 2013

Boku no Ouji-sama (Endou x Kazemaru) Capítulo 4

A la semana siguiente, llegan los dueños de la casa junto a Tanaka y otro hombre más. Nana y Kazemaru andan haciendo las tareas de la casa cuando entran en la mansión.
            -¡Mamoru! ¡Nana! ¡Kazemaru! –Grita el señor Endou-. ¡Venid aquí los tres! ¡Quiero presentaros a alguien!
            Endou llega rápidamente bajando las escaleras. Nana y Kazemaru estaban terminando un par de cosas, por lo que llegaron un momento más tarde.
            -¿Qué pasa, papá? –Pregunta Endou.
            -Este es un amigo de la empresa –presenta el señor Endou-. Se llama Reiji Yamazaki y pasará aquí una semana, puesto que la semana que viene tenemos que viajar de nuevo y Yamazaki viene con nosotros. Así que sed amables con él.
            -Por supuesto, señor Endou –responde Nana-. Le trataremos como a uno de la familia Endou.
            -Así me gusta –afirma el señor Endou-. Por cierto, Yamazaki, puedes usar a nuestros sirvientes para lo que quieras. Ellos harán lo que sea por complacerte.
            -Muchas gracias por tu hospitalidad, Endou –sonríe levemente el invitado. Luego echa un vistazo rápido a los tres sirvientes y, cuando llega a Kazemaru, se queda un rato observándolo. El peliazul baja la mirada algo presionado y nervioso.

            -Endou, ese hombre me da mala espina... –Admite Kazemaru sentado en el suelo de la habitación de su amo-. No me ha gustado mucho cómo me ha mirado...
            -No te preocupes, Kazemaru. Es un amigo de papá –lo tranquiliza Endou con un beso en la mejilla, a su lado-. Los amigos de papá son todos muy buenos. Además, puede que te sintieras algo intimidado por su atractivo. A mí también me intimidó un poco...
            -Puede que tengas razón... –Sonríe Kazemaru-. Muchas gracias.
            Endou mira a los ojos al peliazul. Ambos se quedan en silencio y el amo se acerca a su sirviente lentamente. Kazemaru se acerca también y acaban fundiéndose en un beso dulce y tímido.
            -Kazemaru –se oye la voz de Yamazaki llamando al sirviente. Endou y Kazemaru tienen que separarse del beso.
            -Me reclaman, amo Endou –se levanta del suelo rápidamente. Endou se levanta con él.
            -Mucha suerte con él –lo anima-. Te estaré esperando aquí, ¿de acuerdo? En cuanto termines quiero que vuelvas conmigo.
            -Por supuesto. No creo que tarde mucho allí. Supongo que no será algo que requiera mucho tiempo.
            -Claro, tienes razón –sonríe el amo.
            -¡Kazemaru! –Parece que Yamazaki se impacienta.
            -Tengo que irme, amo Endou.

            Kazemaru hace una reverencia y sale rápidamente de la habitación. Endou se queda parado mirando a la puerta y luego se tumba en la cama a la espera del regreso de su amado sirviente.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Boku no Ouji-sama (Endou x Kazemaru) Capítulo 3

Sobre las cinco y media de la tarde, Kazemaru abre los ojos lentamente mirando al techo. Parpadea un par de veces. “¿Dónde estoy?”, piensa el peliazul. Mira a su lado y ve a Endou arrodillado a su lado, durmiendo sobre sus brazos apoyado en la cama. El sirviente se reincorpora rápidamente y se baja de la cama, poniéndose junto a Endou también arrodillado. Pone una mano en su hombro y lo mueve un poco.
            -Amo Endou, amo Endou... –Susurra para despertarle. Endou abre los ojos lentamente. Luego mira a Kazemaru y sonríe ampliamente.
            -¡Kazemaru! ¡Al fin despiertas! –Exclama el castaño. Kazemaru se echa hacia delante, apoyando las manos en el suelo, en una reverencia exagerada.
            -¡Discúlpeme, amo Endou! ¡No sé qué estaba haciendo en su cama y usted en el suelo! –Tenía los ojos cerrados fuertemente y su rostro apuntaba hacia el suelo. El pelo suelto le caía hacia abajo, tapando su rostro de arrepentimiento. Endou lo mira seriamente y, a los pocos segundos, le empieza a acariciar la cabeza cariñosamente.
            -Yo mismo te traje hasta mi cama para que descansaras, Kazemaru –aclara Endou. Kazemaru levanta la mirada lentamente-. Me ha alegrado mucho que durmieras tan tranquilamente, en serio –el sirviente mira de nuevo al suelo. Endou se sonroja levemente y se aclara la garganta-. Ahí tienes la comida... Se ha enfriado. Si quieres podemos bajar a calentarla.
            Kazemaru mira hacia la bandeja y niega con la cabeza.
            -No... Está bien así... No merezco comer caliente después de haber dejado que usted durmiera en el suelo... –Susurra mientras se acerca a la bandeja para coger la comida. Comienza a comer lentamente. La verdad es que tenía mucha hambre y le daba igual que la comida estuviera fría o caliente. Era la primera vez que comía algo decente desde hacía tres días. Endou mira a su sirviente mientras come.

            Al poco tiempo, Kazemaru termina de comer y mira a Endou sonriendo levemente. Endou se acerca a su sirviente y ve que tiene manchada la boca un poco.
            -Ah, Kazemaru, te has manchado ahí... –Dice señalando a la comisura de sus labios.
            -Vaya... Lo siento. Soy demasiado despistado... –Susurra el peliazul mientras coge una servilleta. A Endou empieza a latirle el corazón bastante fuerte mirando a Kazemaru. Mientras el peliazul se limpia la boca, el castaño se acerca cada vez más hacia él. Kazemaru termina de limpiarse los labios y deja la servilleta sobre el plato ya vacío, para llevarlo todo a la cocina. Luego mira a su amo, quien está a escasos centímetros de él-. ¿A-amo Endou...? –Pregunta mirándole. Se sonroja levemente ante la cercanía.
            -Kazemaru...
            Tras susurrar su nombre, Endou le planta un dulce beso en los labios a su sirviente. Kazemaru no reacciona ante la sorpresa, pero un par de segundos después, cierra los ojos y corresponde al beso de su amo. Endou pasa una mano por la espalda de Kazemaru, atrayéndolo hacia él con dulzura. Con la otra, comienza a acariciar su pelo suelto. El peliazul, tembloroso, lleva sus manos hacia la espalda de su amo, para abrazarle de igual manera. Endou se echa hacia delante, haciendo que Kazemaru se tumbe en el suelo y acabando el castaño sobre él. Sin embargo, Endou no deja de abrazarle. Kazemaru tampoco lo suelta. Siguen besándose durante un largo rato más, acariciándose mutuamente y abrazándose fuertemente. Cuando se separan se quedan mirándose a los ojos, muy sonrojados ambos y respirando fuertemente. Endou le sonríe a su sirviente, y este le devuelve la sonrisa levemente.
            -De esto no debe enterarse nadie, Kazemaru –susurra el castaño muy cerca del peliazul. El sirviente asiente suavemente-. Te amo... Muchísimo... –Admite el joven amo abrazando a su sirviente. Kazemaru cierra los ojos muy sonrojado.
            -Yo... también lo amo... amo Endou... –Responde Kazemaru. Endou lo mira a los ojos.
            -Cuando estemos solos quiero que me llames simplemente “Endou”, por favor –sonríe el chico. Kazemaru abre los ojos un poco desconcertado, pero luego asiente levemente.

            -De acuerdo, am... –Se calla antes de equivocarse-. No... Endou...

Boku no Ouji-sama (Endou x Kazemaru) Capítulo 2

Tres días después, Endou aún no había visto a Kazemaru. Estaba bastante preocupado. Alguien llama a la puerta de la habitación de Endou.
            -¿Mamoru-san? –Dice la voz de Nana.
            -Adelante, Nana –responde el joven amo. Nana abre la puerta.
            -Sus padres se han ido de nuevo. No volverán hasta la semana que viene. Me dijeron que no podía salir hasta mañana, pero no puedo aguantar más...
            Endou se levanta de su cama de un salto y corre hacia la puerta.
            -¿Dónde está Kazemaru? –Pregunta muy preocupado agarrando a Nana de las muñecas.
            -Dijo que quería prepararle la comida él mismo.
            Antes de que la mujer terminara de hablar, Endou baja corriendo las escaleras hacia la cocina. Allí ve a Kazemaru. Está más delgado que antes. Al castaño se le encoge el corazón.
            -Kazemaru...
            El peliazul se gira para mirarle. Su rostro muestra que está muy cansado, pero esboza una leve sonrisa.
            -Hola, amo Endou –saluda el sirviente. Endou se acerca a él.
            -¿Estás bien? ¿Qué te hizo mi padre? ¿Te ha hecho daño? –Pregunta de seguido muy preocupado.
            -Estoy bien, amo Endou. Su padre no hizo nada que no mereciera... Simplemente me encerró en el sótano como castigo –aclara el peliazul. Endou lo mira sorprendido.
            -¿Por qué estás tan delgado? –Continúa mirándole.
            -No he comido mucho –responde Kazemaru.
            -Kazemaru, debes descansar... Deja que Nana me haga la comida.
            -Quiero compensarle por lo del otro día. No deberían haberle castigado a usted también.
            Kazemaru siente un fuerte mareo del cansancio y la falta de comida. Comienza a tambalearse y Endou lo agarra antes de que se caiga.
            -¡Kazemaru! ¿Qué te ocurre? –Exclama muy preocupado.
            -Amo Endou...
            Tras susurrar esas palabras, Kazemaru cae desmayado en los brazos de Endou. El amo lo coge en brazos y sale rápidamente de la cocina.
            -¡Nana! ¡Nana, ven aquí, rápido! –Llama Endou muy agitado. Nana corre a su llamada-. ¡Prepara la comida para Kazemaru y para mí y llévala a mi habitación! ¡Kazemaru necesita descansar!
            Nana mira al joven sirviente en los brazos del amo.
            -¿Qué ha ocurrido? –Pregunta ella preocupada.
            -Se ha desmayado del cansancio –aclara Endou-. Voy a llevarlo a mi cama a que descanse.
            -Muy bien, Mamoru-san. Ahora mismo les llevo la comida.
            -Gracias, Nana.
            Endou sube las escaleras rápidamente con Kazemaru en brazos y entra en su habitación. Lentamente, lo tumba en su cama, quedándose él de rodillas en el suelo, mirando a su sirviente. “Nunca había visto dormir a Kazemaru... Es bastante guapo ahora que me fijo”, piensa Endou. Se acerca un poco a él para incorporarle levemente y soltarle el pelo de la cola que siempre llevaba puesta, dejándolo suelto y volviéndolo a tumbar. Comienza a acariciarle el pelo dulcemente. Nana llama a la puerta.
            -Mamoru-san, la comida casi está. Kazemaru hizo la mayor parte. ¿Se la subo en cuanto salga?
            -Sí, Nana –responde Endou sin dejar de mirar a Kazemaru.
            -De acuerdo, Mamoru-san.
            Nana se aleja de la habitación. Kazemaru duerme serenamente y Endou lo observa.

            -Kazemaru, tú siempre has estado ahí cuando yo lo he necesitado. Ahora me toca a mí estar contigo... –Susurra el castaño acariciando el cabello de su sirviente. Al cabo de un rato, Nana lleva la comida en una bandeja muy bien preparada. Endou comienza a comer junto a Kazemaru, quien aún permanece dormido. Cuando acaba su plato, vuelve a su posición, arrodillado junto a Kazemaru apoyado en la cama con los brazos y su cabeza sobre ellos, mirando a su sirviente. Sin darse cuenta, al poco tiempo acaba quedándose dormido.

lunes, 18 de noviembre de 2013

Boku no Ouji-sama (Endou x Kazemaru) Capítulo 1

Ya han pasado doce años desde aquello. Ahora, ambos chicos tienen quince años. Kazemaru, a pesar de su corta edad, era un gran sirviente: eficiente, obediente y activo. Endou adoraba su trabajo y por eso siempre andaba llamándolo para cualquier cosa. Kazemaru iba siempre sin dudarlo y sin hacerle esperar. Le gustaba mucho servir a Endou cuando lo necesitaba. A pesar de eso, Kazemaru apenas dormía por las noches, pues se acostaba muy tarde tras terminar sus tareas y se levantaba muy temprano.
            Ese día, Endou se sentía más solo que nunca. Kazemaru llevaba todo el día trabajando por la casa y sus padres estaban de nuevo fuera. Decidió dar un paseo por la gran mansión para distraerse un poco. El castaño salió de su habitación, que estaba en la primera planta, y bajó las escaleras. Vio en seguida al peliazul subido a unas escaleras mientras limpiaba el polvo de unas estanterías. Se acerca a él mirándolo atentamente.
            -Kazemaru –lo llama el castaño. El sirviente se da la vuelta sorprendido mirando al chico.
            -Amo Endou... ¿Me estaba llamando? –Dice mientras baja las escaleras rápidamente-. Discúlpeme, por favor, no me he enterado... –Susurra arrepentido.
            -No, tranquilo –sonríe Endou-. No te había llamado. Solo he venido porque me aburro en mi habitación.
            -Podría haberme avisado y haberle hecho compañía. Ya sabe que estoy siempre a su servicio, amo Endou.
            -No quería molestarte mientras estabas trabajando –aclara Endou sonriendo levemente-. Cuando acabes la estantería ven a mi habitación. Me apetece estar contigo un rato.
            -Lo que usted diga, amo Endou –responde Kazemaru con una reverencia y se vuelve a subir a las escaleras con rapidez para terminar cuanto antes. Cuando Endou se da la vuelta para irse, Kazemaru sufre un mareo y se tambalea un poco, casi cayendo al suelo, pero consigue agarrarse a la estantería a tiempo. Endou llega a su habitación en poco tiempo.

            Endou está tumbado en su cama a la espera de Kazemaru. De repente, alguien llama a la puerta.
           -¿Amo Endou? –Endou se levanta de un salto a oír a su sirviente al otro lado de la puerta-. Soy yo, Kazemaru.
            Endou le abre la puerta con una sonrisa.
            -Al fin llegas –dice animado-. Pasa.
            Kazemaru hace una leve reverencia y entra a la habitación. Ya había estado allí en muchas ocasiones, pues Endou lo reclamaba más de siete veces al día. El castaño cierra la puerta y se sienta en el suelo. Kazemaru se sienta frente a él, pues es lo que solían hacer.
            -¿Qué quiere hacer hoy, amo Endou? –Pregunta el peliazul con una sonrisa leve.
            -Cuéntame de nuevo la historia de la rata del jardín –pide Endou sonriente.
            -¿Otra vez? Pero si ya la cuenta usted mejor que yo –bromea el sirviente.
            -Ya, pero me gusta oírte –responde el amo. Kazemaru asiente y se aclara la garganta.
            -Pues todo pasó hace tres años –comienza a narrar el peliazul-. Era por la mañana temprano. El joven amo aún estaba dormido y Nana-san y yo habíamos empezado las tareas de limpieza. Ese día, el gran amo tenía que irse a uno de sus viajes con la gran ama, así que se sentaron en el jardín a tomar el desayuno –Endou escucha atentamente el relato, pues esa historia le causaba risa y no sabía el por qué-. Nana-san y yo les llevamos las tostadas recién hechas con el café y, de repente, una rata del tamaño de un perro saltó a la mesa del jardín. La gran ama empezó a correr por toda la casa mientras Nana-san y yo intentábamos cazar a la rata –Endou comienza a reírse, como siempre hacía en esa parte. Kazemaru esboza una sonrisa y sigue contando-. Por supuesto, el gran amo huyó de la zona también. Nana-san y yo cogimos cada uno una escoba y comenzamos a perseguir a la rata. La rata atacó a Nana-san por sorpresa, y yo le di un escobazo en la cabeza sin querer –el castaño no paraba de reírse-. Finalmente, conseguimos echar a la rata de la casa, pero aún tememos que vuelva algún día.
            Endou no puede parar de reír. Adoraba esa historia y, por muchas veces que la oyera, seguiría riéndose de esa manera.
            -Es la mejor historia que jamás he oído, Kazemaru –felicita Endou-. ¿Qué has hecho hoy? ¿Algo divertido?
            El peliazul niega con la cabeza levemente.
            -Hoy he ido a comprar porque Nana-san está demasiado cansada –cuenta Kazemaru-. Así que lo más divertido que he hecho hoy ha sido encontrarme a una amiga mía de la calle.
            -¿Tienes amigos fuera? –Pregunta curioso el amo.
            -Bueno, no muchos... –Aclara el peliazul-. Salgo pocas veces, así que no conozco a mucha gente.
            -Vaya... Yo tampoco he salido mucho últimamente... –Se queda pensativo el castaño, de brazos cruzados. De repente, se le ocurre una idea-. ¡Oye, Kazemaru! ¿Quieres salir un rato a dar un paseo conmigo?
            Kazemaru ladea la cabeza algo confuso.
            -¿Con usted? Bueno, no me importa salir un rato, pero debo hacer cosas...
            Endou lo mira poniendo una expresión de enfado algo infantil.
            -Ante todo, eres mi criado. Así que vas a salir conmigo ahora –ordena el castaño.
            -Por supuesto, amo Endou –accede finalmente el peliazul. Endou se levanta del suelo y le tiende la mano a Kazemaru.
            -Vamos, coge mi mano –sonríe el amo. Kazemaru asiente levemente y hace lo que le ha dicho Endou, levantándose del suelo con él. Luego, bajan corriendo las escaleras-. ¡Nana! ¡Nos vamos a dar un paseo! ¡No tardaremos!
            Ambos chicos salen por la puerta rápidamente. Endou respira hondo el aire de la calle. No solía salir mucho, pero le encantaba estar allí, sobre todo con Kazemaru. Su sirviente camina a su lado sin decir nada. Endou lo mira y él le devuelve la mirada.
            -¿Dónde quiere ir, amo Endou? –Pregunta el peliazul sonriendo levemente.
            -Me apetece ir al parque de atracciones –comenta animado-. Es de nuestra familia y aún no lo he pisado... ¡Vamos juntos, Kazemaru!
            -De acuerdo, amo Endou.
            Endou y Kazemaru se dirigen hacia el parque de atracciones Endouland, el parque de la familia más rica del país. No estaba lejos de la mansión, así que llegan en poco tiempo.
            -Muy buenos días, joven Endou –saluda el hombre de la entrada-. Nunca lo habíamos visto por aquí.
            -Le he pedido a mi sirviente que me acompañe a disfrutar del parque –sonríe el chico-. Me apetecía venir.
            -Adelante y pasadlo muy bien. Si necesitan algo no duden en decirlo a quien sea. Todos conocen al joven Endou.
            -Muchas gracias, señor –responde Endou mientras entra al parque seguido de Kazemaru-. Kazemaru, ¿dónde quieres montar primero?
            -Donde usted decida, amo Endou –aclara Kazemaru mirando a su amo.
            -Entonces... –Mira a todas partes y señala la montaña rusa-. ¡Vamos a la montaña rusa!
            Endou echa a correr agarrando la muñeca de Kazemaru, tirando de él para que lo siguiera. El peliazul lo sigue sin rechistar.

            Tras la montaña rusa, se montan en muchas atracciones más, casi todas. Pero ya es la hora de volver y ambos se dirigen a la mansión.
            -¡Lo he pasado muy bien, Kazemaru! –Grita Endou muy feliz.
            -La verdad es que yo también –responde Kazemaru más tranquilamente.
            -Menos mal que mis padres no están, si no... –Deja la frase en el aire para soltar una leve risa. Estaba muy contento de haber podido pasar el día con Kazemaru en el parque de atracciones.
            -Pero no se preocupe. Nana-san tampoco dirá nada –aclara el peliazul.
            -Lo sé, confío en ella.
            Endou se calla de repente. No puede creer lo que está viendo... El coche de sus padres estaba aparcado delante de la casa.
            -Los amos... –Susurra Kazemaru. Endou lo mira.
            -Es imposible... Llegaban en tres días...
            Endou corre hacia dentro de la casa seguido por Kazemaru. Su padre está regañando duramente a Nana. Cuando los dos chicos abren la puerta, las cuatro miradas, incluida la de Tanaka, se posan en ellos.
            -Mamoru, ¿se puede saber para qué has ido al parque de atracciones? –Pregunta el señor Endou muy enfadado.
            -¿Cómo sabes que...? –Antes de poder acabar de hablar, su padre lo interrumpe.
            -¡Me han contado que has pasado allí el día entero! ¡Sabes que no puedes ir sin mi permiso!
            -Papá, yo...
            -¡Y tú, Kazemaru! –El joven sirviente mira al suelo apretando los puños. El señor Endou se acerca a él furioso-. ¿Cómo se te ocurre irte de tus tareas? ¡Tienes terminantemente prohibido salir de la casa sin haberlas acabado correctamente!
            -Lo siento, gran amo... –Susurra el peliazul.
            -Papá, yo le obligué a...
            -¡Silencio, Mamoru! –Grita mirando a su hijo. Luego vuelve a dirigir la mirada al joven sirviente-. ¡Recibirás un castigo, Kazemaru!
            -¡Papá!
            -¡Silencio he dicho!
            Grita antes de agarrar a Kazemaru del brazo y llevárselo del gran salón. Endou mira cómo se alejan, además de la cara de furia de su padre y el rostro de sufrimiento de Kazemaru. ¿Qué le harían?
            -Mamá, ¿qué le va a hacer papá a Kazemaru? –Pregunta Endou preocupado. Su madre lo mira seriamente.
            -A tu habitación, Mamoru.
            -Mamá, respóndeme.
            -A tu habitación.
            -Pero...

            -A tu habitación. No me hagas repetirlo más, Mamoru –concluye con una voz irritada. Endou asiente y se aleja de ella, subiendo las escaleras hasta su habitación.