A
la semana siguiente, llegan los dueños de la casa junto a Tanaka y otro hombre
más. Nana y Kazemaru andan haciendo las tareas de la casa cuando entran en la
mansión.
-¡Mamoru! ¡Nana! ¡Kazemaru! –Grita
el señor Endou-. ¡Venid aquí los tres! ¡Quiero presentaros a alguien!
Endou llega rápidamente bajando las
escaleras. Nana y Kazemaru estaban terminando un par de cosas, por lo que
llegaron un momento más tarde.
-¿Qué pasa, papá? –Pregunta Endou.
-Este es un amigo de la empresa
–presenta el señor Endou-. Se llama Reiji Yamazaki y pasará aquí una semana,
puesto que la semana que viene tenemos que viajar de nuevo y Yamazaki viene con
nosotros. Así que sed amables con él.
-Por supuesto, señor Endou –responde
Nana-. Le trataremos como a uno de la familia Endou.
-Así me gusta –afirma el señor
Endou-. Por cierto, Yamazaki, puedes usar a nuestros sirvientes para lo que
quieras. Ellos harán lo que sea por complacerte.
-Muchas gracias por tu hospitalidad,
Endou –sonríe levemente el invitado. Luego echa un vistazo rápido a los tres
sirvientes y, cuando llega a Kazemaru, se queda un rato observándolo. El
peliazul baja la mirada algo presionado y nervioso.
-Endou, ese hombre me da mala
espina... –Admite Kazemaru sentado en el suelo de la habitación de su amo-. No
me ha gustado mucho cómo me ha mirado...
-No te preocupes, Kazemaru. Es un
amigo de papá –lo tranquiliza Endou con un beso en la mejilla, a su lado-. Los
amigos de papá son todos muy buenos. Además, puede que te sintieras algo
intimidado por su atractivo. A mí también me intimidó un poco...
-Puede que tengas razón... –Sonríe
Kazemaru-. Muchas gracias.
Endou mira a los ojos al peliazul.
Ambos se quedan en silencio y el amo se acerca a su sirviente lentamente.
Kazemaru se acerca también y acaban fundiéndose en un beso dulce y tímido.
-Kazemaru –se oye la voz de Yamazaki
llamando al sirviente. Endou y Kazemaru tienen que separarse del beso.
-Me reclaman, amo Endou –se levanta
del suelo rápidamente. Endou se levanta con él.
-Mucha suerte con él –lo anima-. Te
estaré esperando aquí, ¿de acuerdo? En cuanto termines quiero que vuelvas
conmigo.
-Por supuesto. No creo que tarde
mucho allí. Supongo que no será algo que requiera mucho tiempo.
-Claro, tienes razón –sonríe el amo.
-¡Kazemaru! –Parece que Yamazaki se
impacienta.
-Tengo que irme, amo Endou.
Kazemaru hace una reverencia y sale
rápidamente de la habitación. Endou se queda parado mirando a la puerta y luego
se tumba en la cama a la espera del regreso de su amado sirviente.
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